La Comunidad de Anillo. Literatura y cine

Publicado: May 22, 2011 en Uncategorized

El 19 de diciembre de 2001 se estrenó mundialmente la primera parte de la adaptación cinematográfica de El Señor de los Anillos, La Comunidad del Anillo.  Los seis libros, enmarcados en tres tomos, se adaptaron a la gran pantalla en tres filmes rodados de manera simultánea, como si de una sola película se tratase.

Tras el visionado de la primera parte, los fans del libro comenzaron a buscar las diferencias introducidas en la cinta. Aunque la opinión generalizada es que el trabajo de Jackson es  bastante fidedigno con la obra literaria, hubo quien se encargó de demonizar a neozelandés, al que se criticaba un exceso de comercialismo y de omitir demasiados detalles. Lo cierto es que las diferencias entre un formato y otro existen y son, hasta cierto punto, necesarias. Ya que los ritmos y características del cine y la literatura divergen a menudo. También hay que tener en cuenta la dificultad de traspasar una historia tan larga  y compleja al cine. Las tres películas rozan las tres horas y sus versiones extendidas las sobrepasan con holgura,  por lo que incluir más detalles era completamente inviable.

El comienzo de la película, es decir, la batalla en la que Sauron es derrotado y el antepasado de Aragorn consigue arrebatarle el anillo no aparece en el libro, ya que estos hechos son narrados al final de El Silmarillion, el libro en el que se cuenta la historia de la formación de la Tierra Media. Cómo el anillo pasa de Gollum a Bilbo está resumido e incompleto y pertenece a El Hobbit. Sin embargo el ‘Prólogo: De los Hobbits’, el verdadero comienzo del libro, sí se puede ver en la Versión Extendida del filme, justo después de los hechos de El Silmarillion.

Mientras que en el libro la partida de los hobbits es muy posterior a la fiesta de cumpleaños –y despedida– de Bilbo, en la película solo parecen pasar unos días. La importancia radica en la notoria maduración de los personajes durante ese tiempo.

La diferencia más importante es la completa desaparición de Tom Bombadil. Un enigmático personaje con el que se encuentran los hobbits antes de llegar a Bree. Al igual que todo lo acontecido en los túmulos es omitido. A los fans les dolió mucho por ser un personaje de gran carga emocional, aunque en realidad su adaptación y comprensión cinematográfica era muy complicada, y su explicación hubiese aumentado todavía más la duración del filme.

Tras el fichaje de Liv Tyler, una actriz de renombre e hija del cantante de Aerosmith, para interpretar a Arwen, Peter Jackson se vio en la obligación de darle una mayor importancia al personaje. Por ello, en la cinta, es la propia Arwen –y no el elfo Glorfindel– quien transporta en su corcel a un Frodo herido desde la Cima de los Vientos hasta Rivendel.

Hay detalles que se simplifican o alteran para hacer más cinematográfica la historia. La Compañía del Anillo se encamina hacia las minas de Moria debido a una especie de hechizo provocado por Saruman, mientras que en el libro es la propia montaña de Caradhras que no desea ser transitada por extraños.

También fue bastante controvertida la historia de Andúril, la espada de Aragorn, forjada de los fragmentos de la espada que destruyó a Sauron. En el libro, el montaraz la lleva consigo desde Rivendel, mientras que en la película, habrá que esperar a El Retorno del Rey, cuando Elrond cruce toda la Tierra Media para entregársela. Un hecho bastante absurdo cuyo único fin parece ser el de aumentar la tensión y la visión in crescendo de la responsabilidad de Aragorn como futuro Rey de Gondor.

Por último, y probablemente más importante, es el cambio sufrido por algunos de los personajes para ser adaptados a la gran pantalla. Principalmente los casos de Legolas y Gimli sufren diferencias radicales en las tres películas. En la obra literaria, los dos personajes son bastante secundarios y hacen una función de cierto ‘relleno’ para completar con todas las especies La Comunidad. Tolkien apenas adentra en la personalidad de dichos personajes, a los que deja como una idealización de sus razas. Sin embargo, Jackson se sirve de ellos a la perfección. Legolas pasa a representar todo lo idealizado y diferencial: es guapo, calmado, inteligente y actúa como ‘el chico guay’, sorprendiendo con virguerías en el combate y observaciones precisas. Por otro lado, el enano, Gimli, toma un cariz más cercano al de payaso. Su función es la de hacer reír al público con objeto de rebajar la tensión entre las escenas de batalla. Chistes, tropiezos, disputas con los elfos y orgullo desmedido son algunas de las herramientas de las que se sirve Jackson para convertir a un anónimo Gimli en uno de los personajes más carismáticos del cine moderno.
Los cambios de personalidad no sentaron bien a los fans, puesto que veían a Gimli como un personaje caricaturizado y a Legolas un futuro ídolo de las jóvenes adolescentes. Aunque en general la aceptación entre los seguidores de la saga y el éxito internacional que cosecharon las películas solo permiten calificar como un rotundo éxito la adaptación de Peter Jackson.

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